Una semana en París y parece que llevo aquí una eternidad. No sé si eso es bueno o malo. Los comienzos no siempre son fáciles y aunque no es mi primera aventura en el extranjero, cada una es diferente y por ello incomparable.
La llegada esta repleta de acción y nervio que hace que días después te sientas agotada y resacosa. Parece que la tempestad ya pasó, poco a poco me acostumbro a la vida aquí. A los parisinos. A este barrio de Saint Ouen, a sus personajes. Jugamos a descubrir cada día una parte distinta de esta gran ciudad. Un mismo lugar que reune cosas tan diferentes, costumbres tan opuestas. Pero me gusta.
Se que aún me queda mucho por descubrir, no llevo ni dos semanas aquí. Están siendo días de mucha intensidad, conocer mucha gente de golpe, vivir con 31 personas, adaptarte a un día a día nuevo, crear una rutina en tu vida. Avanzar y abrir los ojos. Captar y vivir cada momento como único y especial.
Eso haré en esta ciudad y aquí estaré para contároslo.
Bancos. Papeles. Euskal Etxea. Francés. Crêpes. Chocolat. Monoprix. Lidl. Franck. Irati. Pierre. Notre Dame. Garibaldi. 37 chambre. Dejeuner. Fabrice. Free. Port de Orleans. St. Michel. Odeon. Metro. Photos. Risas. Conversaciones en la habitación. Risas más fuertes. Nutella. Cenas de picoteo. Tomate con mozzarella. Quiche. Maider. Teresa. Moritos. Japoneses. Panini. Tiendas. Saint-ouen. Puces.
C'est Paris.
À bientôt a tout!
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