Buenas tardes.
París no deja de sorprenderme. Tiene sus días claros, sus días oscuros y lluviosos, días alegres y tristes. Pero todo cambia en función de como lo vea uno mismo.
El aniversario de un mes aquí se acerca. Poco a poco las cosas van mejor. Duermo bien, como mejor de lo esperado (con cocineros de estrella michelín), me río muchísimo y trato de aprovechar los días y las noches al máximo.
El domingo pasado fuimos a comer a casa de I. que nos invitó a su pisito situado cerca de Ópera. Fue un rico almuerzo, seguido de fotos, chispazos de electricidad estática, nutella y el paseo posterior.
Desde nuestra llegada no la habíamos visitado. La gran cuidadora de Paris. L'observatrice. La Tour Eiffel. Aunque te vayas sigue, aunque te des la vuelta, siempre esta cuidando de la ciudad que no descansa, y cada noche a las en punto, se pone su mejor gala para iluminar la capital.
Esta semana han dado comienzo mis clases de français, Il sont très bien! Y he de deciros que ayer me atreví con clases de cocina... si, si. Hicimos tres platos, y luego comí allí! Esto es genial.
La semana que viene voy a clase de moda y costura. Por eso os digo, que Paris no deja de sorprenderme.
Espero que siga haciéndolo.
Mi objetivo sigue en pie. Entiendelo como quieras.
Esto es lo que ha captado en la última semana.
Un beso enorme. A bientôt.
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